Un nuevo día...
En las montañas, el sol se descubría tímido, ojeroso tras la neblina, la noche había sido muy larga y no había podido resplandecer como lo deseaba. Zeus, con sus tormentosos truenos, no había decidido si era conveniente irse a descansar y dejar al sol libre para resplandecer con libertad, como todos los días. Pero haciendo un gesto de desgano, finalmente Zeus decide que es su momento para descansar y deja la puerta abierta al sol que habiéndose propuesto iluminar el día con sus hermosos rayos naranja que ascendían incandescentes, amanece y con la diferencia del canto de un gallo, se pasa de la noche a la mañana para terminar de nuevo en un hermoso atardecer…
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