Los testigos...
Una vez, la luna fue testigo de mis grandes anhelos, de mis grandes deseos, de mis intensas inspiraciones, más el sol fue testigo de mi dolor, de mi inquietud, de mi decepción y de la cruda realidad que un día rompió mi corazón, pero hoy; nuevamente salgo a flote, con la luna y el sol como testigos, con el día y la noche como reflejos de lo que un día fue, de lo que hoy soy, del pasado y del presente, de las lágrimas y de las sonrisas, ahora sonrío sin un motivo aparente, sin razón para sonreír, veo la vida de otra manera, con otros ojos, ese mundo irreal que como un espejismo me cegó y quiso hacerme pedazos, hoy se ha disipado y me ha hecho sonreír, ahora puedo ver con claridad la hermosura de mi derredor.
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