El Fantasma, la oscuridad y las palabras

Anoche, enredada en las sábanas fantaseaba con la oscuridad de un fantasma, un fantasma invisible que se enfrentaba en una lucha interminable por alcanzar un momento específico, reinaba la paz, estaba inquieta, no podía decidir cómo culminaría un anoche vívido y un momento inigualable; desvariaba, conjugaba los verbos aclamados por el éxtasis; no había sentido en las palabras, solamente habían palabras sin sentido.  Atados el uno al otro el fantasma, la oscuridad y palabras tomaban una forma inhumana que atraía a la fantasía y se entregaba al sueño.

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