El Clamor del Silencio
Entré en una sala oscura, atravesé la puerta, a medida que caminaba por los pasillos, los pasos hacían eco en mi corazón, podía sentir esa frialdad, podía sentir que algo me esperaba más adelante, podía sentir que mis presentimientos eran ciertos. Perdía la noción del tiempo, los minutos que transcurrían entre cada paso que daba parecían eternos, era como si estuviera en cámara lenta, suspendido en el aire, no sentía el avance, no sentía que terminara de llegar a aquella habitación; sin embargo las personas que iban delante de mí se detuvieron frente a una puerta con ese vidrio corrugado que evita ver a través de él; el marco de la puerta era de aluminio. Al ver hacia las paredes, había una parte de ellas azulejadas. Una de las personas que me guiaba, llevaba una bata blanca; la otra persona iba uniformada de negro. El caballero de la bata blanca abrió la puerta, entró un par de pasos y se detuvo colocando las manos en los bolsillos de la bata. Yo entré, y en el momento de poner un pie en aquella habitación tan fría, mis piernas se hicieron débiles, me esforzaba por mantenerme en pie. El guardia se quedó en la puerta. Pasábamos unas camillas y nos detuvimos, un escalofrío inundó mi ser. Alguien sujetó una sábana que cubría un cuerpo sin vida y la levantó, un destello interno me turbó y me encogió el corazón… todo se desvaneció en la inconsciencia.
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