El hormiguero
Era la noche de viernes, los centros comerciales parecían un hormiguero, la gente caminaba por las calles como desquiciadas, en realidad no se comprendía con certeza si buscaban lo mismo o el ímpetu obsesivo de derrochar lo recibido, los encaminaba a las tiendas que aguardaban su presencia.
Con letreros y alegorías, los almacenes ofrecían sus productos y la multitud se transfiguraba por completo, se comportaba como zombis al acecho, era un espectáculo aterrador, terminaba el día y los llamados hombres retornaban a sus refugios agotados y aparentemente saciados por el momento. A la mañana siguiente, el canto del gallo alborotó el hormiguero y empezando de nuevo disiparon su dinero.
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