Dulce Venganza

La mirada profunda y risueña dejó entrever la malicia que despertaba en su interior, su mirada dibujaba un plan suspicaz, exquisito, aún no realizado, pero desarrollado de antemano por la creatividad de la imaginación.  Con una de sus cejas levantada, sus ojos grandes y fijos, se podía descubrir que ya lo saboreaba y que la víctima fatal sería destinada a un tormento aterrador.  Sin dudarlo por un momento acariciaba con suavidad sus cabellos largos y sedosos que por la el aire se movían con ligereza.  No sentía remordimiento, tan solo deseos de venganza.  La tortura iniciaría con su tranquilidad y al final del día todo habría terminado.

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