Voces rumiantes...
La noche está despejada, el frío abarca los cielos y la tierra, la sonrisa del gato cheshire ilumina la noche con su luz brillante y gentil, mientras el aire mueve con su viento los árboles que se dibujan sombríos en la noche; no hay cabida para tristezas, ni mucho menos para discusiones absurdas, todo cuanto pudo pasar sucedió y la espera de la madrugada se acuña en el sonido sordo de las libélulas, la hierba se humedece con las ráfagas de rocío y se inicia la madrugada con la luz intermitente de una veladora en las afueras de la ciudad desnuda...
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