LUNA LLENA... Aullido Inminente...


En la noche, una noche fresca con Venus en el firmamento y un cielo azul intenso, los matorrales dejaban entrever la luz de la luna, los pasos se hacían más acelerados, las pisadas iban unas tras otras sin llegar a ningún destino, el silencio de la noche arraigaba intriga y confusión; la hierba estaba cubierta por el sereno que rozaba los pies desnudos que la transitaban, no habían muchas luces en los alrededores, apenas se divisaba la luz de un farol tenue en un árbol, había que atravesar todo el sendero cruzando con cuidado de no lastimarse con ninguna rama seca, por momentos parecía un sendero poco transitado, pero en la mañana nada de esta corta pesadilla parecería tan escabrosa como ahora, tan silenciosa como hoy, tan sutil como la noche.  Observaba la luz de la luna la que intentaba hipnotizarme y consiguiéndolo me perdía del camino, una rama seca que pisaba me hizo tropezar bruscamente al suelo; revisé mi rodilla y había rozado una piedra y sangraba levemente, no me preocupé con demasía, simplemente hice presión sobre la rodilla, la sobé para alviar el dolor y con una hoja del campo deslicé la misma por la herida, esa frescura me dio el alivio que necesitaba, mi vestido beige, liviano se había roto ligeramente por el roce con la misma rama, pero no me estorbaba, así que lo dejé de la misma manera.  Me puse de pie y el hule que sostenía la mitad de mis cabellos se rompió dejando mis cabellos sueltos, suspiré y continué mi camino, los pájaros terminaban de trasladarse a su guarida graznando y avanzando intranquilos por la arboleda, no estaba muy lejos de la finca, empecé a sentir que la luna se hacía inmensa, como si quisiera tragarme y comencé a avanzar más aprisa, la luna llena brillaba con todo su esplendor y parecía más grande de lo normal, corrí, traté de evitar más accidentes, pero mi vestido se atoró en una rama y me llevó al suelo de inmediato, quedé de espaldas sobre el pasto fresco, limpio, silente; su presencia me heló la piel, mis ojos estaban dilatados, su pelaje era grisáceo y sus ojos perfectos, olía mi cabello y respiraba sobre mi cuerpo, me debaba senitir su respiración delirante, pudo sentirme, pudo oler cada parte de mí, ambos suspiros se confundieron y un aullido a lo lejos lo alertó de inmediato, un aullido saltó a la luz y en un último suspiro se retiró en la oscuridad....

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