Maryorie... Un Ángel...
Me habría perdido de aquella amistad tan pura como lo fue aquella niña que jamás olvidaré y que se llamaba Maryorie, jamás olvidaría su rostro, una niña hermosa, con unos cabellos rubios hasta la mitad de su pequeña espalda, tez blanca y unos ojos verdes sencillamente cautivantes, su sonrisa era dulce y enternecedora. Increíblemente era una niña solitaria, una niña que no tenía amigos de su edad, me encontraba sentada en las gradas lamentando estar en ese centro de estudios, estaba aburrida y esperaba a que terminara el recreo. Fue entonces cuando la vi, caminaba llorando… quedé conmovida, le pedí que se acercara y le pregunté que si podía ayudarla. Me dijo que no, que había perdido un dinero y que la regañarían… ¿Cuánto perdiste? le pregunté…
-Un quetzal- dijo… Ustedes reirán… ¡una niña llorando por un quetzal!, pero esto fue hace veinte años aproximadamente un quetzal para una niña que estaba en kínder… sería una fortuna, a mí me habían dado un quetzal, pero mi papá me había dado un billete de 10 y debía llevarle el vuelto. Sin embargo, le dije que no se preocupara, que le daría mi quetzal y que le explicaría a mi papá, luego la tomé de la mano y la llevé a su clase. Días después la niña me fue a buscar, al mismo lugar donde pasé mis recreos solitarios y de aburrimiento, me invitó a su cumpleaños, yo no iba a llegar, pensando que estarían sus amiguitas y yo estaría demás allí, pero después pensé que no podía defraudarla aunque yo fuera mayor. Asistí, me dejaron pasar, mi amiguita corrió a llamar a su madre, gritaba que su amiguita había llegado, su madre parecía emocionada. Al verme se sorprendió, la pequeña me abrazaba y yo también luego me decía que me iba a mostrar algo y fue cuando su madre me contó que estaba triste porque sorpresivamente Maryorie, no tenía amiguitos y cuando escuchó que yo llegaría se emocionó mucho, me agradeció que llegara, me enternecí y pude sentir en ella esa pureza, luego perdí el contacto y la llamé varias veces al teléfono que tuve de ella y ya nadie respondió, se esfumó por completo, nunca sabré si Maryorie fue un ángel que apareció en un momento muy solitario de mi adolescencia, y que llegó para mostrarme el camino.
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