Uno a Uno...
En esta noche obscura, donde las fantasías se despiertan, donde los ríos se aferran a su cauce, allí intentaba acomodar mis sábanas e imaginarme cubierta, me deslizaba en tu resguardo, me proponía a desactivar todas tus barreras y adentrarme en ti, en tu olor, en tu cuerpo, en tu piel tácita; se sobreentendía que intentarías defenderte y yo trataría de doblegarte, las ideas revoloteaban en mi cabeza, sin embargo me sorprendiste, aprovechaste que mi cuerpo se deslizaba como una serpiente hasta su destino y cuando llegué al punto en que el deseo era inminente, te lanzaste prominente y me devoraste con tu fuerza abrumadora, con tus ojos de fuego y tus garras ardientes.
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