¡¡Cómo han cambiado los tiempos!!


Erase una vez una Galería de Arte muy poco concurrida, nadie entendía por qué la Galería tenía un rótulo muy conservador donde se prohibían las aglomeraciones, las malas señas, las palabras soeces y discriminatorias.  Nadie asistía, el dueño de la Galería, era un hombre muy conservador, no se explicaba la razón de la ausencia de sus seguidores y admiradores jóvenes.
Se cuestionaba qué era lo que podía faltarle y decidió preguntarle  a uno de sus amigos más allegados…

-Mirá vos… ¿Cómo querés que la gente llegue si no puede decir ¡qué buena mierda, ¡¡puta vos!!, ¡¡qué buena mierda!!, ¡¡este cerotío, sí que es bueno!!, ¡¡me cagué vos!!, ¡¡jamás había visto una mierda igual!!.  A lo que el amigo respondió:

-Amigo mío, ni mi trabajo es una mierda, ni soy ¡puta vos!, yo no soy ningún ¡cerotío!, yo no me ¡cago! en nada y jamás en realidad quiero que alguien vea una ¡mierda! en lo que hago.  El amigo se quedó pensativo y respondió sarcástico y palmeándole el hombro le dijo:

¡¡Qué buena paja vos!!  ¡¡Sos una mierda en verdad!! ¡¡Hasta luego!!

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