La Llegada...
La espera se hacía eterna, esperaba con ansias éste momento, el momento en que el tren se detuviera por fin. Llevaba una blusa blanca de tela delgada debajo de un sueter tejido de color rojo oscuro, una falda negra ajustada y un pañuelo blanco en el cuello, zapatos de tacón moderado. A lo lejos se escuchó el sonido típico de la llegada del tren, mis ojos se encendían y mi rostro se iluminaba, el tren estaba llegando a la estación, faltaban un par de vagones para que se detuviera y lentamente el eje de la rueda motriz se detuvo, mi ansiedad me hizo correr cerca de donde bajaban los pasajeros, uno tras otro bajaban, señoras grandes, familias, mujeres elegantes, padres con sus hijos, ancianos, a todos ilusionada los recibía con una sonrisa, esperaba el momento crucial en que la espera terminara.
Finalmente un caballero alto, delgado, de saco y corbata se detuvo en la puerta, tomó su maleta, se movió el cabello que se deslizaba por su frente y levantando la cabeza bajó del tren. Yo sonreía, esperaba esta llegada desde hace mucho tiempo. Sonreía tomada de las manos, nerviosa, mis ojos se llenaban de lágrimas. Aquel caballero empezaba a sonreír, se aproximaba y casi frente a mí, volteó hacia los lados, una mujer corrió a su encuentro y lo abrazó, dos niños lo abrazaron, un hombre mayor sujetó una de sus maletas, miré desinhibida como caminaban lejos de la estación, el viento sopló y movió mis cabellos, secó mis lágrimas y fue mi consuelo.
Finalmente un caballero alto, delgado, de saco y corbata se detuvo en la puerta, tomó su maleta, se movió el cabello que se deslizaba por su frente y levantando la cabeza bajó del tren. Yo sonreía, esperaba esta llegada desde hace mucho tiempo. Sonreía tomada de las manos, nerviosa, mis ojos se llenaban de lágrimas. Aquel caballero empezaba a sonreír, se aproximaba y casi frente a mí, volteó hacia los lados, una mujer corrió a su encuentro y lo abrazó, dos niños lo abrazaron, un hombre mayor sujetó una de sus maletas, miré desinhibida como caminaban lejos de la estación, el viento sopló y movió mis cabellos, secó mis lágrimas y fue mi consuelo.
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