AUTENTICIDAD, crecimiento...
Principié como un venado, sensible, dócil, tímido, no sabía qué decisiones tomar, los sonidos causaban dudas, el nerviosismo era perenne; al cabo del tiempo, las experiencias me fueron adentrando en el conocimiento del comportamiento, en las diversas equivocaciones que estaba cometiendo, en la alegría de la vida y en la realización personal, encontré entonces que me encantaba la noche, que así como un ciervo, me podía ocultar en ella, pero como mi personalidad cambiaba, había caído en transformarme en un murciélago, viviendo en cavernas, alejado de la luz del sol. Esto no era propicio para una vida fresca, jovial y juguetona, me caracterizaba por compartir alegrías y tristezas, juegos y discusiones, todo ello no estaba previsto para la vida en cavernas; debido a ello adquirí entonces la experiencia del tigre, sagaz, juguetón, cuidadoso e intrépido, podía tener todas las cualidades anteriores, pero una parte de ellas solamente desahogaría su fuerza en la de un felino. Finalmente encontré lo que buscaba, la ternura y precaución del venado, la vida nocturna y el aprovechamiento de la magia en la oscuridad del murciélago y el juego amistoso, la calidez y la pasión del tigre. Al unísono, juntos podrían formar un ser extraño e inigualable. Porque los seres humanos somos únicos en su naturaleza y pueden haber parecidos, pero siempre seremos diferenciados por algo, actitudes, acciones, personalidades.
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