Ssssiseo…
Los sonidos, suspiros, soplidos,
gemidos, susurros… todo con lo que cuenta el mundo para dar rienda suelta a la
creación, desde lo más sencillo, desde el polvo del suelo, desde el revoloteo
de los pájaros, desde el sonido que hace el aire al mover el cabello, el sonido
de los latidos del corazón, el sonido agudo que crea el peligro, esa alerta que
da un timbrazo en la sien para que te percates de la advertencia, el
encogimiento de las sensaciones de la piel cuando te avisa de las diversas
situaciones, el frío caliente que recorre tu cuerpo al sentir miedo, al sentir
debilidad, al sentir resfrío, todo está ligado, ligado a las sensaciones del
cuerpo y lo que cada una conlleva, el lenguaje con el que se manifiesta, con el
que atrapa las terminaciones nerviosas del cerebro y que tienen esa
sensibilidad para captar cada mensaje decodificado y descifrado y a la que el
cerebro le da respuestas diversas, cuando no está seguro, casi como el juego de
azar, coloca muchas cartas sobre la mesa y nosotros tomamos una de las mil y
una decisiones en un chasquido de los dedos.
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