Episodio I
En mis fantasías más perturbadoras… examiné el
territorio buscando un rinconcito donde pudiera esconderte y donde pudiera
llevarte a todas partes; en uno de esos episodios, llevaba una capa negra, un
antifaz y mis labios enrojecidos por un rojo carmesí, su brillo y la luna que nos
acompañaba eran los únicos que podían hacerme visible. En medio de la noche, con la luna curiosa por
adivinar mis travesuras, nos seguía inquieta a todos lados, no sabía que ibas
ya en el maletín que yo cargaba bajo la capa; finalmente en una arboleda donde
la humedad de la hierba refrescaba el ambiente decidí soltar el hechizo para
que salieras a la luz, justo en el momento de tu aparición, la niebla refrescó
el ambiente y nuestras miradas perversas anunciaron con una condescendencia
sublime, la historia que contaríamos en ese lugar… La persecución de las
caricias anonadadas daban paso soltando las sensaciones y el intercambio de susurros
táctiles, la hierba abría un espacio para respirar frente a frente, con los
pulmones agitados, con las caricias estrepitosas contando con rapidez y
aliviando las necesidades intensas de la existencia, los susurros al alba, las
bocas como serpientes hostigando los oídos con el elixir de la existencia, con
los sonidos guturales del placer enardecido por la pasión, así como la historia
fortalecía la llama, así el deseo fulgurante culminaba su fusión intrigado por
la mirada silenciosa de una luna en llamas...
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