Extravío...
El deseo se extravió y con una
sonrisa perversa imaginé muchas cosas; adentré mis pensamientos concentrándolos
en los alrededores y di rienda suelta a su ferocidad desinhibida, dejé que
despertara la brisa de la noche y que me llenara de energía con aires cálidos
de deseo. Fue entonces cuando sentí su
presencia abrumadora, elocuente y creativa; un hormigueo recorrió mi cuerpo y
se me humedecieron los labios, tuve un fuerte impulso por tener muy cerca unos
labios los cuales saborearía con apetito, una boca que pudiera degustar acariciándola
con mi lengua, unos labios suaves y dulces, una virilidad que dejara que
agotara con mi boca todas las caricias, todos los sabores intensificando su
poder ardiente en éxtasis, un destello interno que llegaría a energizarme por
completo, que soltaría las amarras de la timidez y que despertaría al verdadero
monstruo que hay en el interior de mi ser…
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