Estrepitosa...
La noche
lluviosa cargó con el peso de las palabras, la noche se ahogaba en el torrente
que la lluvia dejaba caer estrepitosa e incontrolable; las palabras se
arrastraban tratando de no dejarse llevar por la marea, sin embargo poco a poco
la corriente las arrastró y cada una de ellas fue perdiendo a sus miembros más
importantes que por más que intentaban aferrarse a sus designios, se iban
separando de ellas uno a uno; las palabras que intentaban mantenerse
engargoladas en las esquinas de cada espacio de la corriente, iban perdiendo su
significado hasta que quedaban destinadas a seguir el movimiento constante de las
aguas y al llegar a su destino intentarían formarse nuevamente, pero no
contaron en ningún momento que era posible que a pesar de conocerse, no
pudieran reagruparse por completo y había una extraña posibilidad de la pérdida
del significado al que pertenecían, más bien sabían que si no se encontraban,
serían escogidas por otras nuevas creaciones,
para formar un sentido diferente al que una vez pertenecieron. Un sentido quizás más exótico, o quizás urbano a
su búsqueda, pero no se dieron por
vencidas hasta llegar al final, donde las aguas calmas dieron la libertad a las
letras y a la nueva formación creativa; ya
que la lluvia y la marea terminaron por destrozar todas las palabras, todas las
vocales y consonantes se vieron a la tarea de formarse en la diversidad de
sentidos que tuvieran a la mano. Así
fueron nombradas, así desnudas como nacieron, así fueron saliendo de la marea
hacia un nuevo camino, formando grupos ordenados y marchando hacia un nuevo mundo
con una nueva luz, con un brillo en sus ojos, listas para la aventura, con
mucha energía y definición, caminaban hacia las solicitudes de la imaginación,
hacia la constante búsqueda por formar una historia, hacia el infinito de la
mente y del sueño.
Comentarios
Publicar un comentario