Fantasía, Superhéroes, Niños...
La fragilidad de sus
movimientos, la textura de su piel y la inocencia perceptible, abrieron la
puerta de un mundo desconocido; de una necesidad interna por exteriorizar la
protección, no significa que no contemos con ese instinto, sino que en nuestro
mundo, donde el ser adulto y valerse por sí mismo nos hace olvidar algunas
veces que fuimos niños, donde alguna vez quisimos volver a meternos en aquellos
toneles y escondernos, donde hemos visto con nostalgia aquel árbol de eucalipto
que no podemos subir ahora. Aquí donde el héroe es un personaje de la fantasía,
con poderes sobrenaturales y de un planeta terrestre, donde si no había un
avión verdadero o una nave espacial con el simple toque de un yeso, se lograba
fabricar un avión y una nave espacial con muchos botones que podíamos usar casi
como que fuésemos una máquina o un robot mejor que Matzinger Z, después hemos
visto como estos héroes de historietas, reaparecen en la pantalla grande,
colmados de nuestro pasado y un futuro quizás menos incierto que el de nuestras
antiguas historias, pero ahora tenemos una nueva visión al respecto, ahora somos
seres pensantes, no tan fantasiosos como antes, pero a final de cuentas todavía
laten esos destellos de fantasía, todavía quizás creemos en los
extraterrestres, todavía vale la pena la fantasía de la imaginación.
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