Las sábanas

Los cuerpos sufragaron la noche y la lluvia los absorbió sin dejarlos salir de las sábanas que exigían calor intenso, que exigiendo sonrisas al alba, esperaban atentas a ser acariciadas con suavidad, que dormidas escucharon la música de fondo y celebraron la lluvia, observaron la noche en sepia y los latidos como el tun constante de la tierra en sus cuatro pilares, con sus plumas verdes y frescas, con los jaguares al acecho.  

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