Los maestros de la vida...


En la calidez de la mañana, al salir el sol, la enseñanza revuela en el horizonte, llega hasta nuestras mentes y nos regimos por ella, nos extasiamos de su aprendizaje, absorbemos la inteligencia, en el umbral de nuestra inmadurez alguna vez aprendimos lo que era ser, aprendimos muchas cosas como alimentarnos, como hablar y como caminar; posterior a ellos intensificamos nuestro aprendizaje en una casa de estudios donde no sólo aprendimos de las letras, números y fórmulas sino también el trabajo en equipo, el compañerismo, el egoísmo y otras muchas cosas buenas y malas, hicimos nuestras propias elecciones y algunos nos despedimos de las casas de estudio por un tiempo indefinido, en la vida aprendemos constantemente, las personas con las que dejamos de compartir en la adolescencia, nos dieron una idea de las cosas en la madurez, pero adultos somos unos aprendices constantes, las personas con las que trabajamos, con las que compartimos el tiempo libre y con las que convivimos, son nuestros maestros, aprendemos y seguimos o aprendemos y observamos.  Y cada día aprenderemos a que el ambiente cambia, a que el solo que vimos ayer no es el mismo de hoy, a que las cosas que nos causaron molestia ayer no son tan poderosas esta mañana, a que las cosas que vimos como algo imposible, hoy son posibles.  Que la vida se ve diferente cada día y por eso es que el enigma siempre estará después de abrir los ojos cada mañana…

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