Escaparate...
Visualicé la amistad desde la cúspide de un rascacielos en donde la desnudez de mi cuerpo habría puesto el grito en los alrededores, sentía cómo el aire movía mis cabellos y estaba tan cerca de estar a salvo más a un paso de terminar mi vida como muchas otras se han perdido en las afueras del mundo, movía mi cabeza despacio, miraba hacia arriba y estiraba los brazos recibiendo la tranquilidad de la noche, miraba la luna como hipnotizada mientras dejaba caer al suelo unos enormes zapatos de tacón rojo, me incliné un poco y pude escuchar los gritos de angustia de mis amigos… no conseguía escuchar lo que decían más sus rostros parecían describir un desesperado sentimiento de impotencia, miré de nuevo hacia la luna, varias lágrimas rodaron por mis mejillas, no deseaba poner fin a mi vida, la incertidumbre me arrastró hasta la cima del mundo y allí estaba, inquieta, silente y desinhibida en las afueras de la noche a un paso de no distinguir entre el sueño y la realidad, repentinamente las sombras subieron con luces de colores, sonidos en la entrada como de un concierto a punto su inicio, un sentimiento me hizo voltear y vi una mano extendida a un lado de donde me encontraba de pie… no podía ver su rostro, una luz me cegaba por la posición en la que se encontraba, tomé su mano y la energía que sentí me hizo bajar lentamente del pedestal donde me encontraba, bajé, y sentí que me cubría con una frazada suave y esponjosa, sonreí, su rostro me sobrecogió y nos sentamos en una columna cercana, llevaba dos bebidas calientes en dos vasos desechables de algún restaurante de comida rápida, bebimos, nos miramos y reímos como si todo hubiese sido un chiste muy bien elaborado, las carcajadas hicieron el mundo diferente. Los amigos han hecho de la amistad un ambiente tranquilo y lleno de emoción, los amigos son joyas invaluables que si posees no debes dejar escapar.
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