El tiempo...

El tiempo cambia de persona a persona, de situación en situación, cambia según el estado de ánimo, según como los sentimientos se encuentran, según la razón cuando desespera, desestima y ahoga; el tiempo en que tardas en expresarte, el tiempo en que tardas en levantarte, el tiempo en que una lágrima cae por tu mejilla, así el tiempo juega con nosotros, porque nos conectamos con los sueños y con la realidad, el tiempo como el río corre tan rápido y tan lento como se pueda esperar, el tiempo nos alcanza y sigue su curso sin que podamos detenerlo, simplemente sigue su camino y no hay nadie que lo detenga, no hay poder inmenso que pueda hacerlo esperar, sencillamente los segundos, minutos y horas pasan haciendo de los días más largos y más esperados, más difíciles y más rápidos.
El tiempo siempre está de buen humor, siempre sonríe, siempre camina derecho, siempre es activo, muchas veces vamos con él, otras veces no lo alcanzamos, muchas veces lo detestamos y muchas otras lo añoramos, lo ilustramos a través de las agujas  del reloj, a través de los granos de arena que caen una a una, a través del paso de los números en un reloj digital, a través de los cielos mostrándonos el amanecer, el atardecer y el anochecer; a través del cambio de las olas del mar, a través de un bostezo, a través de las lágrimas, el tiempo no perdona, el tiempo no se limita, el tiempo se detiene en la vida de una persona, pero sigue en las demás personas, el tiempo como un cuento no se terminará hasta que llegue el momento en que se acabe el relato de la vida, donde todos nos expresamos, donde todos tenemos un papel importante qué interpretar, donde la historia es de tal suspenso, que no sabemos el final, que no podemos saber qué es lo que sigue, que el narrador es omnisciente y que su autor es desconocido.

Comentarios

Entradas populares