Viejos Relatos...
Las páginas de la historia pasaban una tras otra llenas de palabras que relataban acontecimientos asombrosos y relatos inesperados de la vida; las letras ensalzaban cada situación con sus diferentes motivaciones y con emociones perpetuas de aventuras y de vivencias significativas, a través de cada momento, las hojas parecían inclinarse en pos del final y se sentían libres en el momento culminante del fin del relato, del espacio que dividía el punto del final de la página.
Las hojas se agitaban con alegría y gracia para iniciar el siguiente principio, el título que abriría el camino hacia las letras mayúsculas y silentes, presentando la nueva historia, el nuevo relato, el principio del final, el momento en que antes de la descripción de su acontecer, ya daba una idea al lector de su contenido, aunque no le permitía asegurar el final y siempre, se imaginaría un final que nunca sería al que con esfuerzo y dedicación sería retratado, siempre sería impredecible y aunque quizás podía haberse adivinado, su ruta alterna, descubría la franqueza del engaño y persuasión de la habilidad mental.
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