No dejes...

No me dejes sola en la penumbra, en las fauces de la oscuridad, con el monstruo destilando deseo, con la embriaguez confabulada con la música.  No me dejes ante el espejo viendo disipar mis sueños, viendo cómo desaparece la imagen, cómo se va borrando la imagen que alimenta mi espíritu.  No dejes que te olvide, no dejes que tu recuerdo sea la despedida, no permitas que baje la cabeza ante tu nombre, no dejes que tu voz se apague lentamente; permite al menos que con una sonrisa tuya podamos saber que al menos en una noche de locura fui importante para ti, como tú para mi, que tu aliento fue mío por un instante y que los recuerdos sonríen al azar, sonríen con picardía y recuerdan pasiones perdidas.  Que tu nombre me haga sonreír y que algún día tu voz, me reconforte con la amistad en momentos de soledad...

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