Tan obscura...
La noche... tan obscura y tan profunda, tan silente y tan
dulce, sutil en su presencia y tan iluminada como los ojos traslúcidos de los
felinos, como la sangre enrojecida de una yugular abierta por una mordedura
adormecedora, por un viento que hiela y eriza la piel por las miradas que se
atraviesan encerradas al unísono, por los deseos restringidos de un amanecer
incansable...
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