Culpa...
La culpa inicia a partir de la hora cero... cuando la
creatividad abrumadora se asemeja a las gotas de rocío que refrescan la mañana,
podría culpar a la hora primera de ser instigadora de los anhelos más
fervientes, secretos perfectos pueden esconderse en la hora segunda, donde los
cuerpos y los pensamientos atraviesan el umbral del conocimiento y se arremeten
contra la incertidumbre, cómo culpar a la tercera hora del amanecer cuando ha
creado magia y ha sabido florecer ante los primeros destellos que alumbran la
creación del ser, cómo quejarse ante esa hora específica donde los tres cantos
del gallo se perfilan en la imaginación; cómo recriminar las horas primeras,
segundas y terceras del florecimiento del sol en el horizonte rodeado de la
fantasía de la febril experiencia del entrelazamiento de las fieras... cómo
enmudecer si a gritos se piden los momentos de la exclamación aletargada...
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