La muerte...

He conocido a la muerte a través de las personas a mi alrededor, y de ella no puedo decir más que es una triunfadora, porque no ha habido el ser que haya podido con ella, la muerte no conoce lo que es perder, porque nunca ha perdido una sola batalla, no es amiga mía, pero tampoco mi enemiga, la muerte no tiene amistades, pero su excentricidad la hace solitaria; la muerte no conoce de buenos modales, porque siempre llega sin avisar, no toca la puerta y no es de las que hace largas colas para hacerse presente, la muerte no tiene una cara buena ni cara mala, pero deja muchos sinsabores, recuerdos tristes y mucho dolor en las personas; la muerte es injusta para nosotros, porque se lleva a las personas y mascotas que más amamos, se lleva el cariño y la presencia de esos seres que no queremos perder, la muerte también en algunas ocasiones parece que es justa, porque se lleva a algunos personajes que creemos son dignos de ser llevados por ella, la muerte no llora, la muerte no grita, la muerte no llega temprano ni tarde, la muerte es madrugadora, la muerte suspira en las tinieblas, suspira al salir el sol, la muerte es fría y sobrecogedora, la muerte puede ser indiferente y frívola como también piadosa y tranquila, la muerte no hace escenas de histeria, la muerte más bien es silenciosa e inesperada, la muerte así como puede ser abrasadora, puede ser congeladora, la muerte no es crítica ni poética, no se esconde ni huye de nadie, la muerte no puede ni quiere ser amiga de nadie, porque no tiene sentimientos ni mucho menos remordimientos, la muerte es inteligible e inteligente, la muerte es temida y ahuyentada porque se desconocen sus secretas intensiones, la muerte es voraz y sosegada, la muerte no consigue sus objetivos aparentes, porque donde pone el ojo pone la bala, la muerte es indeleble y perspicaz y no tiene tiempo ni lugar, no es sedentaria porque su trabajo nunca termina, la muerte no es discriminadora, porque no mira raza, color, sexo ni edad, muchos la persiguen y creen haberla forzado a actuar, más no tienen idea que de una u otra forma el destino estaba trazado, muchos creen que pueden dominarla y no saben que terminan siendo dominados por ella.  La muerte es muy segura de sí misma, ya que muchos la clasifican y señalan, la critican y la difaman, pero la muerte no tiene corazón ni sentimiento alguno, no se intimida con nada y nada puede alterar su curso, simplemente está allí para cumplir con su deber y no hay ser vivo en esta tierra, que pueda enfrentarla sin llevar la batalla perdida.  La muerte acoge a muchos en sus aposentos, es una visita que carece de carta de presentación, que no es bienvenida, más ¡cuidado! porque si llega a tu casa, no hay forma de hacer tratos con ella, no hay forma de engañarla y mucho menos comprarla, cuando llega a tu casa será la ladrona perfecta, porque nunca se irá, con las manos vacías.

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