Indiferencia...

Como un puñal que intenta castigar y abrir una herida, así el dolor del sentimiento se volvió en fortaleza, ya nada tuvo sentido antes, entonces por qué preocuparse ahora…
Las promesas ausentes se desvanecieron, sin siquiera haber fundado un requisito legiblemente franqueable, el dolor y la frustración sólo marcaron los dígitos del nuevo código de seguridad para optar por una opción mejor remunerada, una decisión que llevaría en su interior el jaque mate como voz triunfadora y determinante.  Fue así como el poder de la victoria se apoderó de los recursos que existían para poner una barrera y para desatar la indiferencia, esa indiferencia sutil, invisible a la vista de las personas pero completamente visible para el inconsciente, un rechazo a permeabilidad del sentimiento y a la locura del papel firmado y sellado con membrete; sería casi imposible afectar el cerrojo que encerraría la confianza y la creencia en el tan añorado amor, el posible flagelo de semejante locura podría resumirse en que la confianza y las buenas acciones no se hicieron acreedoras de la reciprocidad.

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