El vencedor

Dejando atrás la noche de lamentos y explicaciones sin sentido, esperando que las estrellas iluminaran el camino por el que debería atravesar la noche acompañada de los lobos aullantes, esperando siquiera una señal que intensificara la búsqueda del destino sin tropiezos; sin embargo las piedras se escondieron y tropecé muchas veces, caminé trastrabillando por el sendero que no me dejaba seguir con rumbo fijo, me ladeaba de un lado a otro para pasar de lado algunos obstáculos diminutos.

Mas llegó el día en que los obstáculos fueron más grandes y ya no fue posible siquiera hacerlos a un lado, tuve que pasar por encima de ellos y deslizarme por los espacios necesarios para seguir adelante, por los senderos que jamás pensé que tendría que recorrer o por lo menos no había imaginado jamás, mas se hicieron fieles seguidores de la adversidad esperando que cayera y no pudiera levantarme, pero no fue así. Totalmente exhausta aún perseguí muchas más cosas que el sendero se encargaba de hacer aún más complejo y lleno de dificultades y fue entonces, cuando me senté en una de esas enormes piedras que cubrían el camino, las que ya habían sido vencidas se formaban y se sentaron a mi alrededor pensando que me daba por vencida, sin embargo se veía en sus rostros que no precisamente buscaban mi derrota, sino observarían hasta conocer cuál de ellas había sido tan grande, para poder detenerme.  Continué... y aún camino siguiendo el sendero trazado, caminando con los obstáculos que debo atravesar, con la frente en alto, sin nada que deba lamentar, con tristezas que son parte del pago que tengo que cubrir por seguir el sendero escogido, pero siempre con cero lamentaciones, con cero angustias, con una sonrisa en mi rostro, aunado a su desdén y desprecio. 

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