OBJECIONES DE LA CAMA
Objeción al llevar la violencia al
lugar donde se consumen los sueños de niño, los anhelos de adolescente y
los logros en la madurez del adulto,
objeción al transformar el lugar de los sueños en quimeras rotas, en tardes
sombrías de dolorosos recuerdos, objeción al matar con espejismos, esos
momentos de unión y confianza disfrazada de placeres vanos y tortuosos. Objeción al consumir el momento con
falsas promesas, con dulces palabras enroscadas en sentimientos fríos y
calculadores, al llevar los momentos de aprendizaje de un sentimiento tan
sublime y una intimidad encarnada en el amor, recorriendo con la belleza de un
acto tan puro como descubrirse el uno al otro, con un deseo en común, con la
confianza de llegar a tocar los más bellos pétalos sin desboronar una rosa,
confiados en que se desnuda tanto el cuerpo como el alma, encubriéndose en el
clímax de un momento magnánimo de fusión intrínseca de dos seres bajo las
sábanas de la locura y el sudor de un estallido de siluetas arrastradas por un
pincel destellando colores y sonidos fulminantes en el anochecer del tiempo.
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